El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha tenido que suspender la reunión formal de los jefes de Estado y de Gobierno para que se sigan celebrando encuentros bilaterales entre países, al comprobar que la familia conservadora no acepta aún el reparto de los principales puestos europeos ni quiere dar a un socialista la presidencia clave del órgano europeo más importante.
Las decisiones en el seno de la Unión Europea son siempre largas y tediosas. Aún más si lo que se decide son los principales puestos de las instituciones europeas para los próximos cinco años. La elección de los denominados ‘top jobs’ no es cosa menor y los líderes de los 28 países comunitario llevan días negociando en reuniones bilaterales para finalmente, aprobar por consenso los puestos en liza.
Tras la reunión del G-20 en Osaka, donde los líderes europeos, entre los que tuvo un papel fundamental Pedro Sánchez, llegaron a un principio de acuerdo por el que los socialistas se quedarían con la presidencia de la Comisión Europea que ahora ocupa Jean-Claude Juncker. El elegido sería el holandés Frans Timmermans. Gracias a este acuerdo, los Populares europeos se quedarían con la presidencia del Parlamento europeo y el Alto Comisionado para la Política Exterior. Para los liberales sería la presidencia del Consejo. Incluso Angela Merkel y su candidato para la Comisión, Manfred Weber, estaban de acuerdo, pero sus socios conservadores, sobre todos los denominados países de Visegrado (Polonia, Eslovaquia, Hungría y República Checa), se oponen de forma frontal a Timmermans.
Así la cosas, los jefes de Estado y de Gobierno se reunían este domingo a las 21:30 horas para sellar el acuerdo, pero ante la falta de consenso el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, ha suspendido la reunión para dar espacio a la celebración de encuentros bilaterales entre países para que se sigan negociando las posiciones de todos.
La propuesta diseñada durante el fin de semana contaba con el beneplácito de Francia, Alemania, Países Bajos y España. Pero dejaban a la canciller alemana Angela Merkel el difícil trabajo de que sus socios europeos dieran luz verde a la disposición de cargos. Como se preveían y la propia dirigente alemana anunciaba, es algo muy difícil de conseguir. Los países de Visegrado no quieren a Timmermans por la mala relación con el socialista durante su mandato como vicepresidente de la Comisión. Y los líderes conservadores consideran que no deben ceder la presidencia de este importante órgano a los socialistas pues al fin y al cabo son ellos los que han ganado las elecciones europeas. Sin embargo, la pérdida de la mayoría de Socialistas y Populares y la entrada de los liberales ha dado la oportunidad de que las presidencias de las instituciones comunitarias roten por primera vez en muchos años.
Ahora Tusk debe buscar soluciones que lleve al acuerdo. Quizás, si el PPE consigue la presidencia del Consejo, se superen los bloqueos y haya ‘fumata blanca’.