Los primeros en acudir a la cita consultiva del Rey Felipe VI para formar gobierno nacional fueron los representantes de los grupos minoritarios del Congreso, entre los que destacó el presidente de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Javier Esparza, que se mostró dispuesto a apoyar la investidura de Pedro Sánchez a cambio de que el partido socialista de Navarra, de María Chivite, se abstenga y deje gobernar a la coalición de derechas NA+ (UPN, PP y Cs, con 19 escaños). Ferraz, en un principio, se muestra proclive a aconsejar a los socialistas navarros que dejen gobernar en este caso a la lista más votada, pero el PNV, a su vez, amenaza a Sánchez con no aportar sus 6 escaños nacionales a su investidura si dejan gobernar a la derecha en la región. Por otro lado, la coalición PSOE, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra, con 23 escaños, podría gobernar con mayoría simple si EH Bildu se abstiene. Este cruce de vetos hace muy difícil cualquier decisión. No obstante, la medida que se adopte debe anunciarse antes del 19 de junio, fecha en la que se constituye el Parlamento de Navarra.
La dirección del PSOE tiene muchas decisiones que tomar hasta que se constituyan los parlamentos autonómicos que, en cualquier caso, tienen que estar listos antes de que finalice junio. Uno de los casos más complicados está en Navarra, donde el presidente de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Javier Esparza, sorprendía este miércoles tras su reunión con el rey Felipe VI al admitir que su formación estaría dispuesta a explorar posibles acuerdos con el PSOE con el fin de que la investidura de Pedro Sánchez no dependa de los independentistas catalanes ni vascos para que “no tengan la llave y no decidan la política de España ni el futuro de los españoles”. No obstante, la oferta es lo que han calificado los socialistas como un “caramelo envenenado”, ya que Esparza ha ligado su apoyo nacional a lo que suceda en Navarra, donde ha exigido que no pacten, ni siquiera la abstención, con EH Bildu: “Lo que no es bueno para España tampoco lo es para Navarra”.
Por su parte, el PSN también ha comenzado su ronda de contactos en paralelo y este mismo jueves se reúne con Podemos, tras acercar posturas con Izquierda-Ezkerra y Geroa Bai. Los socialistas navarros no desisten y pretenden liderar el Ejecutivo de la Comunidad Foral, algo en lo que han chocado con Ferraz, que desaprueba las citadas pretensiones que supondrían desechar dos escaños de cara a la investidura de Sánchez por obtener el apoyo implícito de EH Bildu.
La líder de los socialistas navarros, María Chivite, ha ratificado su decisión de presentarse a la investidura tras el acercamiento mantenido con la presidenta de la comunidad en funciones, Uxue Barkos (Geroa Bai), aunque ha recordado que el partido “no negociará ni pactará” con los nacionalistas, a pesar de que necesita de su abstención o apoyo para llegar al gobierno navarro.
En Navarra, tanto un bloque como otro están pendientes de lo que Sánchez hable con el Rey este mismo jueves. En cualquier caso, se espera que tras esta visita a La Zarzuela, que concluye después de las de Ciudadanos y PP la ronda de consultas, el presidente en funciones obtenga el mandato del monarca para iniciar como candidato la sesión de investidura.
El tablero político convertido en ‘Jenga’
La actual situación política bien podría asemejarse al popular juego en forma de torre, en el que hay que ir retirando con cuidado los bloques de la misma para evitar que todo se desmorone. El Secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, salía al paso este miércoles señalando que “el problema no es tanto la abstención de Bildu, sino lo que ello puede entrañar de cara a garantizar una estabilidad del Ejecutivo”. La coalición Navarra Suma, integrada por UPN, el Partido Popular y Ciudadanos, podría gobernar en la Comunidad Foral de no llegarse a un acuerdo, aunque tal y como recordó Esparza al rey, necesitarían del apoyo o abstención de los socialistas. De ahí que el bloque navarro de derechas haya lanzado esta oferta al PSOE, que deberá de analizar con minuciosidad sus posibles consecuencias de cara a otros pactos.
Pese a que Chivite sigue con la firme intención de conformar un gobierno “progresista, de izquierdas y plural” con el partido de Barkos, la presidenta del gobierno navarro en funciones ya ha advertido al PSN que si finalmente llega a un acuerdo con UPN, significaría dar “un portazo” al PNV, formación que integra la coalición de Geroa Bai, lo que podría significar que los nacionalistas vascos retirasen su apoyo a Sánchez en su investidura.
“Navarra no puede ser moneda de cambio”, ha lamentado Barkos, que considera la oferta de NA+ “casi de trueque”, y que además “se ha hecho sin contar con sus socios”, PP y Cs. A este respecto se ha manifestado la formación de Albert Rivera, que no comparte el criterio de UPN.
No se va a repetir el ‘agostazo’ de 2007
El secretario de Organización del PSN, Ramón Alzórriz, se quejaba, tras su reunión con Geroa Bai que el “plan A, B y C” es “liderar un gobierno progresista y de izquierdas” para “cumplir con el compromiso adoptado con la ciudadanía navarra”. En cuanto a la contradicción con Ferraz, el dirigente socialista ha asegurado que no le gustaría que se repita lo que ha denominado como el ‘agostazo’ de 2007, cuando la dirección del PSOE imposibilitó un acuerdo del PSN con el PNV (NaBai en aquel entonces) e Izquierda Unida, lo que impidió que Fernando Puras llegase a la presidencia. Por su parte, EH Bildu ha exigido a los socialistas navarros contar con ellos en la negociación para conformar gobierno, o harán “política ficción”.
Pese a que el ‘Jenga’ se tambalea con cada nuevo movimiento, Alzórriz ha querido quitar hierro al asunto asegurando que están en la “misma sintonía” con Ferraz. “Entendemos que no hay ningún problema. Estamos tranquilos, ilusionados y confiados en llevar a cabo el mandato de la ciudadanía”, ha insistido, negándose a dejar entrar en el gobierno foral a quienes “hace cuatro días estaban en una foto en Colón en contra de Pedro Sánchez y del PSOE”.