Según los últimos estudios realizados por el grupo de transporte sostenible Transport&Environment, cuyos resultados se han hecho públicos este mismo miércoles 5 de junio, Carnival Corporation, el operador de cruceros de lujo más grande del mundo, contaminó las costas europeas casi diez veces más que los 260 millones de automóviles europeos en el año 2017. Por su parte, el segundo crucero más grande del mundo, el Royal Caribbean Cruises, lo hizo cuatro veces más.
España, Italia, Grecia, Francia y Noruega son los cinco países europeos que han registrado una mayor concentración de óxido de azufre (SOx), la partícula contaminante que emiten los cruceros que contribuye a la acidificación en ambientes terrestres y acuáticos y aumenta los riesgos para la salud humana. Los puertos de Barcelona, Palma de Mallorca, Venecia, Southampton y Civitavecchia (Roma), al ser los principales destinos turísticos, son los más afectados.
“Esto es inaceptable”, señalaba un molesto Faig Abbasov, gerente de política de envíos del grupo de transporte sostenible que ha realizado el estudio, Transport&Environtment, añadiendo que “los cruceros de lujo son ciudades flotantes impulsadas por el combustible más sucio posible”.
Asimismo, Abbasov denuncia el hecho de que muchas ciudades estén regulando las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx), monóxido de carbono (CO) y dióxido de carbono (CO2) de los vehículos, sin atender a la inmensurable contaminación que producen los grandes cruceros en sus costas. “Las ciudades están prohibiendo, con razón, los coches de diésel, pero les están dando vía libre a las compañías de cruceros que arrojan gases tóxicos que causan un daño inconmensurable tanto a los que están a bordo como en las costas cercanas”, añade.
Para hacernos una pequeña idea, durante el año 2017, en Marsella, un total de 57 cruceros emitieron casi tanto NOx como la cuarta parte de los 340.000 automóviles de la ciudad.
Por este motivo, el gerente aboga por la implementación en Europa de puertos de cero emisiones, así como extender al resto de mares europeos las áreas de control de emisiones –actualmente solo ubicadas en los mares del Norte y Báltico y el Canal de la Mancha–, y regular las emisiones de NOx en cruceros como hacen con los automóviles.
Finalmente, Abbasov concluye asegurando la existencia de tecnologías suficientes para limpiar los cruceros. “La electricidad en la costa puede ayudar a reducir las emisiones en el puerto, las baterías son una solución para distancias más cortas y la tecnología de hidrógeno puede alimentar incluso a los cruceros más grandes”, señala.
Sin embargo, parece ser que el sector de los cruceros no está dispuesto realizar este cambio voluntariamente, por lo que sería necesaria la intervención de los gobiernos.