Desde las afueras de Madrid se puede ver cómo una masa de aire sucio oprime la capital. Ahora sabemos que no solo en esa zona el simple acto de respirar es peligroso. Sin ir más lejos, en la misma sierra de Madrid, a la que tanta gente acude para purificar sus pulmones, supera los límites de contaminación.
Nitrógeno (NO2), partículas (PM10) y el ozono (O3) son los problemas. El primero es generado por los vehículos, por lo que se concentra en las grandes urbes. Las segundas se componen de polvo, ceniza, hollín, etc. que, además del tráfico, provienen también de las calefacciones, industria y construcción. El tercero no se emite de una fuente particular y se desplaza a largas distancias, es este el que más afecta a zonas como la sierra madrileña.
Cáncer de pulmón, neumonía, asma, EPOC, ictus, infartos, cardiopatía isquémica, tumores en el sistema digestivo, entre otras afecciones graves, por no hablar de los efectos en el feto, son algunas de las consecuencias de una exposición prolongada a la contaminación; es decir, por respirar el aire que respiran nueve de cada 10 personas según la OMS.
A nivel mundial, con siete millones de muertes al año, la contaminación se erige como cuarta causa de mortalidad. En España, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) 10.000 muertes anuales. Fallecimientos que se producen, no por un hábito como el tabaquismo o la alimentación, sino por llevar a cabo el proceso vital de la respiración, lo cual es más alarmante. El presidente de SEPAR, el doctor Carlos Jiménez, ha explicado que “estar expuesto a un aire muy contaminado es equiparable a fumar".
Iniciativas como la de Madrid Central son el camino a seguir: un informe de Ecologistas en Acción confirmó que los niveles de dióxido de nitrógeno habían disminuido hasta el 44% desde la aplicación de las restricciones. Si José Luis Martínez-Almeida se propone revocarla debería, igual que en las cajetillas de tabaco se avisa de sus peligros, cambiar las frases de los pasos de cebra en Madrid por advertencias: “Respirar mata”.
Las soluciones ya están siendo demandadas por la sociedad, especialmente por los jóvenes que se movilizan cada viernes, conscientes del no-futuro que acecha; ahora deben ser puestas en marcha desde las instituciones. Sin perder de vista que, según un estudio internacional publicado en la revista científica Environmental Pollution, las áreas más afectadas son las más precarias, las que tienen mayor índice de paro y criminalidad.