Aquella decisión, que algunos tildaron de suicidio político, la revirtio Sánchez en 2016. Con solo unos cuantos fieles acabó con la dicotomía susanistas vs sanchistas, recobró el poder en su partido y con 84 diputados y la colaboración de podemitas e independentistas se instaló en La Moncloa tras deshauciar a su inquilino, que llevaba varios años sin pagar el canón que permite amanacer todos los días con vistas a la carretera de la Coruña que le llevaba a su querida Pontevedra, allá en tierras gallegas.
Ahora, solo diez meses después y contra todo pronóstico, se enfrenta a sus decisiones mas complicadas y decisivas ya que está en juego algo mas que su carrera política. De estas decisiones depende el futuro próximo de España, su estabilidad y la prosperidad de los españoles. La primera de todas, la mas cercana, el próximo 21 de mayo, fecha señalada para abrir las nuevas Cortes y confirmar a Sanchez como presidente de España. Nada difícil. Todo es cuestión de pactos. Casado se lo ha explicado muy bien el lunes. Se pone de perfil ante Pablo Iglesias, saluda montera en mano a Ciudadanos, los independentistas no tienen plazas de toros y voila! Ya tenemos a Pedro Sánchez como presidente y a Pablo Casado de jefe de la oposición. Demasiado fácil y bonito para que se le haya ocurrido a el solo.
El brindis de Rivera no se ha hecho esperar. Ha sido al sol, pero rápido. El jefe de la oposición voy a ser yo y como tal exijo que aplique el articulo 155 en Cataluña mediante un decreto ley el próximo viernes. No, el camino para quitar de su cargo el latiguillo de ‘’en funciones’’ no va ser fácil. Casado ofrece pero no da, Rivera exige reinstaurar la Fiesta Nacional en Cataluña, Pablo Iglesias deshoja la rosa socialista para ver en que pétalo acomoda sus labios y la Esquerra ofrece a sus republicanos a cambio de… ¿De qué? Blanco y con asas. Los demás ni están, ni se les espera ni cuentan, ni suman ni restan. Son jarrones chinos, de momento. Mas adelante, "chi lo sa’’.
Porque es evidente que en primera o segunda vuelta Pedro Sánchez sera investido presidente de todos los españoles y volverá a a habitar La Moncloa con todos sus papeles en regla. ¿Cuanto habrá tenido que pagar por el alquiler? Eso lo sabremos en la segunda de sus decisiones, la mas importante sin duda para todos los españoles. Una decisión para la que habrá tenido que estudiar primero la posición de salida en que queda cada partido, incluído el suyo, tras el superdomingo electoral del 26 de mayo. Europa, las comunidades y los municipios españoles pueden cambiar de manos.
¿Significará eso que Sánchez y su partido tendrán las manos libres para formar Gobierno? Depende. Pero seguro que no será un Gobierno en solitario, por mucho que el presidente en funciones y sus notables mas cercanos se empeñen en repetirlo como un mantra en todas sus apariciones públicas. Como eufemismo está bien, como realidad es mas virtual que real. Hay que tener en cuenta que muchas presidencias y gobiernos autonómicos van a depender de pactos, en ocasiones ‘’contra natura’’, como ya ha ocurrido tantas veces en otras elecciones autonómicas. ¿A cambio de qué va a pedir el PSOE gobernar en comunidades donde dependa del voto de Podemos? ¿O en ayuntamientos clave como Madrid, Barcelona –con Ada Colau en retirada- o en todo el norte cantábrico donde dominan las mareas podemitas? ¿Bastará una Dirección General o tendrá Sánchez que bajar del pedestal del triunfo para prometer a sus socios naturales una entrada a corto plazo en el Ejecutivo para asegurarse un Gobierno en solitario, pero menos?.
No, no es un deshonor compartir Gobierno con una izquierda que ha aprendido a base de revolcones a salir indemne de los derrotes del toro electoral. No voy a citar ejemplos en el entorno europeo porque son demasiados conocidos y cercanos. No, no es un desdoro apoyarse en Podemos de forma explícita y pública y llegar a pactos puntuales con los republicanos moderados que tienen la llave de Cataluña. Lo que sería un desdoro, una decisión inaceptable para los españoles sería jugar las cartas haciendo solitarios inconfesables con el centro vergonzoso de Ciudadanos y la derecha cobardica del Partido Popular. Esta es tal vez, la última ocasión que tengamos los españoles para ser dirigidos por un Gobierno de izquierdas inteligente y responsable, capaz de sacarnos del rincón de la indigencia en que nos ha metido, tras años de rapiña, una derecha dominada por el clan de los Aznar-Botella desde el plasma de Mariano Rajoy.