Pero la sonrisa me duró muy poco; lo que tardó la experiencia en apuntarme lo que harían con ese lema los cínicos catastrofistas destrozadores de esperanzas e ilusiones, agoreros, profetas de la división, del odio. Mi experiencia ya tiene setenta años y un bagaje considerable de expresiones de la sabiduría popular, entre ellas, un dicho que repetía mucho mi madre, curtida ella por una infancia, adolescencia y juventud mucho más duras que las mías: “Piensa mal y acertarás”.
Acerté. No había terminado Pedro Sánchez de explicar el lema cuando los propagandistas de Casado ya habían montado un vídeo de una vulgaridad obscena, con el presidente del gobierno arrimado a un activista catalán de sesos sorbidos por una independencia fantasmagórica, que, por la gracia del dedo de un fanático, hoy es presidente de la institución catalana más sagrada. El vídeo mata dos pájaros de un tiro, ridiculizando, ensuciando, no solo a Pedro Sánchez, sino a la más alta institución política del estado y a la más alta representación del estado en Cataluña. Sigue así con la demolición controlada de las instituciones que inició Rajoy con el objeto de alejar al estado de los ciudadanos para que el ciudadano espabile sin esperar que el estado le proteja. Liberalismo salvaje, se llama eso.
Y entonces, a la incomparable portavoz del gobierno, una mujer de una seriedad que cuando sonríe hace sonreír a todo dios viviente, se le ocurrió relacionar el make it happen con una escena romántica de la película Titanic. Esta vez voló el mismo Casado a sacarle punta al comentario. Era facilón facilísimo relacionar el hundimiento del Titanic con el del PSOE. Se me ocurrió a mí que Casado iba a hacerlo, antes de que se le ocurriera a él. Difícil que se produzca una asociación más sutil en la mente de un hombre que desconoce la geografía del país que dice adorar y cualquier otro tema que requiera algo de estudio y un cierto fondo de cultura. A mí, por ejemplo, la palabra Titanic siempre me recuerda el nombre de Margaret Tobin Brown, una pasajera de primera clase del barco que se hundía, que intentó salvar a todos los pasajeros posibles y que luchó durante toda su vida posterior al naufragio por los derechos de los niños en pobreza extrema, por la mejora de la vida de las mujeres mediante la educación y por toda causa social que se encontraba en su camino. Todo eso, además de fundar una asociación con los pasajeros de primera clase del Titanic para ayudar a los supervivientes de las segunda y tercera clases, y de trabajar en el Comité Americano para la Francia Devastada después de la Primera Guerra Mundial. Esa mujer fue un ejemplo de lo que uno es capaz de hacer cuando se propone superar la adversidad persiguiendo sus sueños a toda costa; un ejemplo de lo que uno puede hacer por uno mismo cuando quiere que algo pase y se dice: haz que pase.
Mientras Abascal, Casado y Rivera (en orden alfabético), se entretienen como niños malos haciendo chistes bobos sobre el PSOE que se hunde, y mientras la prensa mediocre llena tiempo y espacio riéndoles las gracias, millones de personas en este país quieren que pase algo que regenere la política, que permita que hombres mujeres y niños puedan vivir dignamente en su tierra con sus necesidades básicas garantizadas por un estado al servicio de todos los españoles. Esos millones tenemos en nuestras manos hacer que pase.
La condición rastrera, infame de ciertos políticos y de cierta prensa me causó un bajón, pero el make it happen en mi recuerdo me volvió a levantar. Esta vez fue la letra de una canción de Mariah Carey que se llama así y termina diciendo: Si crees bastante en ti mismo y sabes lo que quieres, vas a hacer que pase. Haz que pase. Nunca imaginé que esa letra me haría pensar en la España que quiero y en el gobierno que quiero para España y en el partido que voy a votar para que pase lo que quiero que pase.
https://www.youtube.com/watch?v=gPh9f-NDPy4