La Jefa del Ejecutivo Británico,
Theresa May, ha vuelto ha recibir un duro revés parlamentario con el
enésimo portazo de la Cámara a su acuerdo firmado con la UE para salir ordenadamente de Europa. La votación de este martes, con
391 diputados tumbando los planes de la primera dama, es casi un camino inexorable al abismo de un
Brexit duro, sin acuerdo. Este lunes, May estuvo en
Bruselas en reuniones con todos los altos cargos de la Unión Europea para convencerles de la posibilidad de rectificar el acuerdo ya firmado para que salvara la votación en su parlamento. Consiguió una especie de
documento como garantía para salvar el escollo de la salvaguarda irlandesa. Theresa May pensó que con esto bajo el brazo de vuelta a Inglaterra podría convencer a sus compatriotas. Pero nada más lejos de la realidad. Su propio
ministro de Justicia, Geoffrey Cox, se encargó de dejar en papel mojado esas garantías al advertir en un informe antes de la votación definitiva que lo que había conseguido May era la nada más absoluta. Según Cox, el
riesgo legal de que el Reino Unido permanezca atrapado indefinidamente en la unión aduanera, a expensas de la voluntad de la UE, es igual con las nuevas garantías que sin ellas. Y anuncia que el país no dispondría de medios legales reconocidos internacionalmente para salir de dicha unión. Eso, para los parlamentarios ingleses es una pérdida inaceptable de soberanía y no lo han ratificado.
El
DUP norirlandés y los euroescépticos han vuelto a votar en contra del acuerdo y dejaron sin salida a May. Ni las palabras de la propia primera dama en la
Cámara de los Comunes consiguió alterar el resultado "La alternativa -dijo- es el peligro de que no haya al final Brexit, la decisión de irse o no irse de la Unión Europea no corresponde a esta cámara ni a este gobierno sino al pueblo británico, que ya la tomó hace tres años, a nosotros sólo nos compete implementarla, y anteponer la voluntad democrática a consideraciones de partido, facción o ambición personal, este es el momento y el lugar de que se cumpla la voluntad del pueblo”.
Lo que queda preguntarse ahora es qué pasará. De pronto, este miércoles se podría votar la
posibilidad de una salida sin acuerdo, lo que se conoce como un "no deal". Pero esta opción no cuenta con mayoría entre los Comunes por lo que, previsiblemente no saldría adelante. En la mente de los parlamentarios ingleses están los informes que dicen que esta vía supondría un descalabro de la economía inglesa de proporciones gigantescas y, además, un lío legislativo nunca antes visto. Esta vía solo es apoyada por los euroescépticos más radicales y los "brexiters".
El jueves, también se podría votar
una tercera vía, que es la petición de una prórroga del Brexit para seguir negociando con Bruselas. Aunque este martes, Junckers fue tajante al afirmar que la UE no volverá a sentarse en la mesa de negociación y que el acuerdo que ya tienen es la única alternativa posible para Reino Unido.
Si todo falla, que puede pasar,
Theresa May podría verse tentada a convocar elecciones para que un nuevo gobierno intente arreglar este monumental desaguisado.
Y hay una última vía alternativa. Varios diputados laboristas tienen preparada un enmienda en la que proponen la
aprobación del acuerdo que ya ha sido rechazado dos veces, pero a cambio habría que celebrar un nuevo referéndum.