El 8 de marzo es un día especial para todas las que defendemos el feminismo como la única alternativa para conseguir una sociedad realmente igualitaria. Para que a las mujeres nos traten igual que a nuestros compañeros, para que no nos maten ni nos minusvaloren. Pero hay lucha más allá del 8 de marzo.
Mientras la derecha nos amenaza ahora desde la Junta de Andalucía, con sus autobuses machistas, mientras se habla de la Ley del aborto de 1985 o de perseguir a trabajadoras que ayudan a las víctimas de la violencia de género, millones de españolas y españoles elegimos el camino del feminismo y la igualdad.
Este 8 de marzo se va a volver a notar en nuestras calles y plazas, en las instituciones y en los medios de comunicación, pero no debemos olvidarnos de que al día siguiente muchas mujeres siguen siendo violadas, asesinadas, discriminadas, prostituidas, despedidas, cosificadas, minusvaloradas y un largo etcétera de calificativos que van dirigidos exclusivamente contra nosotras por el hecho de ser mujeres.
Afortunadamente esta lucha avanza imparable por la conciencia de mujeres y de hombres. Cada año somos más, gritamos más alto y llegamos a sitios más lejanos.
Tenemos que unirnos, con las mejores herramientas que tengamos cada una, con ánimo y sin titubeos para que nuestras hijas y nietas no sufran lo que nos ha tocado a nosotras. Para que la lucha que comenzaron mujeres valientes hace ya muchas décadas, se convierta en la victoria de toda la humanidad, para que sus sacrificios tengan sentido y no se olviden en la historia como ha sucedido siempre con las mujeres.
El 8 de marzo estaremos ahí, secundando la huelga de 24 horas, participando en las manifestaciones y concentraciones, gritando hasta quedarnos sin voz. Pero también lo estaremos el resto de días, porque vamos a conseguirlo, porque no ha habido nunca una lucha tan grande ni tan justa, la de la mitad de la población mundial por la igualdad.
Hace un año dimos grandes pasos, pero nunca va a ser suficiente hasta que lleguemos a la meta. Orgullo por lo que hemos conseguido, pero mucha valentía por lo que tenemos que lograr.