La Guardia Civil está cerca de esclarecer la muerte violenta de Javier Ardines (IU), edil de Personal y Playas del Ayuntamiento de Llanes asesinado en agosto de 2018. Desde el principio, los investigadores descartaron razones políticas y este martes han detenido a dos españoles y dos argelinos implicados, presuntamente, en este crimen, que tiene un móvil sentimental. Se investiga si la mujer de uno de los detenidos mantenía una relación con el concejal fallecido.
Tras más de medio año de árduas investigaciones, la Guardia Civil está cerca de resolver el asesinato de Javier Ardines, el que fuera concejal de Personal y Playas del Ayuntamiento de Llanes (Asturias). En un principio, se investigó si la causa del crimen podría deberse a razones políticas, pero pronto las autoridades descartaron esta vía y comenzaron a decantarse por considerar el suceso como un crimen pasional.
El edil de Izquierda Unida fue hallado muerto el pasado 16 de agosto junto a su vehículo en las inmediaciones de su casa en el pueblo de Belmonte de Pría, una localidad a 20 kilómetros de Llanes. Según las investigaciones, el crimen fue perpetrado por encargo y el móvil fue de índole sentimental. Entre los detenidos está el autor intelectual de esta muerte. Se trata de un hombre cuya mujer mantenía, presuntamente, una relación sentimental con el político asesinado. El resto de detenidos podrían ser sicarios, contratados para perpetrar el asesinato. La Guardia Civil está efectuando registros en los domicilios de los presuntos asesinos o colaboradores en el asesinato. Por el momento, han detenido en el País Vasco a tres de los individuos y se ha pedido la extradición de un cuarto, arrestado en Suiza por tráfico de drogas. Los cuatro supuestos autores del asesinato dos españoles y otros tantos de nacionalidad argelina, son vecinos de la provincia de Vizcaya.
El crimen tuvo lugar a las seis de la mañana del día 16 de agosto cuando el concejal salió de su casa hacia el puerto para ir a faenar. Durante su trayecto, a unos metros de su casa se topó con unas vallas y se bajó del vehículo para apartarlas. En ese momento, fue cuando, los asesinos aprovecharon para golpearle fuertemente en la cabeza. El hombre consiguió avanzar unos metros pero terminó por desplomarse, aunque aún con vida. La autopsia reveló que Ardines murió por asfixia.
El cadáver lo encontró un vecino que había escuchado gritos. Cuando llegó al lugar de los hechos, la furgoneta estaba con las puertas abiertas y el motor en encendido. El cadáver se encontraba a 70 metros del vehículo. Cuando llegaron los agentes y los sanitarios, solo se pudo certificar su muerte. Fue su hija la que a las pocas horas de la muerte identificó el cadáver. Desde el comienzo de la investigación, los especialistas señalaron la premeditación del crimen. Además, señalaron que “no fue un encuentro casual", que "quien lo hizo le conocía, sabía a qué hora iba a salir de casa, por donde pasaría y que iba solo” y que “el que lo hizo iba con la idea de matarlo”.