La convocatoria inmediata de elecciones generales para el 28 de abril me parece una decisión coherente del Presidente Pedro Sánchez. Cumple así con sus compromisos y da salida a una situación política de bloqueo tras el rechazo a los Presupuestos sociales para 2019. Pero, además, defiende la dignidad democrática del Gobierno nacido tras la Moción de Censura a Rajoy hace nueve meses.
La ciudadanía podrá optar entre Progreso o involución. Entre reforzar con su apoyo un proyecto de progreso en favor de la mayoría social o permitir un proceso reaccionario de involución social y de retroceso de la democracia en España. Para frenar al Frente Nacional de las derechas será imprescindible una gran movilización de la ciudadanía progresista.
En su declaración al país, Pedro Sánchez ha rendido cuentas de la gestión del Gobierno de manera impecable, con transparencia y rigor, explicando los logros conseguidos desde el Consejo de Ministros y el Parlamento, los objetivos que se quedan a mitad de camino y el gran número de leyes que han estado bloqueadas en el Congreso por la actitud antidemocrática del PP y C’s.
Es importante destacar que la subida de las pensiones, del SMI o del sueldo de los empleados públicos, la sanidad universal, la mayor oferta de empleo público, un Plan de empleo juvenil, la derogación del impuesto al Sol, la mayor protección al colectivo de los autónomos, el apoyo a los contratos indefinidos o la nueva regulación hipotecaria, entre otras medidas, están garantizado por el Gobierno gracias a sus Reales Decretos y a las Leyes aprobadas en el Congreso.
Sin embargo, las leyes referidas a la eutanasia, igualdad de género, reforma de la LOMCE, Memoria Historica, voto rogado, modificación de la ley Mordaza, lucha contra la brecha salarial, sostenibilidad de nuestro sistema de pensiones y un largo etc, han permanecido secuestradas y sin poder ser tramitadas y debatidas por imposición de la Mesa del Congreso que preside Ana Pastor, apoyada por el PP y C’s.
No afirmo que los independentistas catalanes y BILDU se hayan puesto de acuerdo con el frente nacionalista español (PP, C’s y VOX) para tumbar los presupuestos sociales del Gobierno; no seré tan manipulador como los de la bochornosa foto de la Plaza de Colón. Pero sí quiero constatar que en la votación del Congreso se vio claramente que los representantes de las posiciones extremas se necesitan para avanzar en sus estrategias y justificar sus excesos. En una palabra: se retroalimentan.
No tengo dudas de que con el inicio del juicio del procés y ante la necesidad de aprovecharlo para cargar las pilas de los secesionistas y alimentar el victimismo entre sus filas, Puigdemont y Torra juegan a desestabilizar el Estado de Derecho. Quieren propiciar un escenario en el que el Gobierno de España y otras instituciones caigan en manos del frente derechista para provocar así más rechazo de España en sectores de Cataluña y una mala imagen de España ante las instancias y organizaciones democráticas europeas. Los secesionistas manejan la idea de que contra peor le vaya a España, mejor les irá a ellos en Cataluña.
Por lo menos, la siniestra votación presupuestaria ha dejado en evidencia el uso del discurso catastrofista para meter miedo a la ciudadanía, así como la falsedad de las acusaciones y descalificaciones que Casado y Rivera vienen repitiendo desde el verano. Me refiero a la matraca de la acusación a Pedro Sánchez de haber pactado no se sabe qué con los soberanistas, también a la acusación de cobardía y de cometer alta traición a España. Con la votación registrada sobre los presupuestos se ha comprobado que las derechas estaban fabricando una gran mentira para echar a Sánchez.
Queda claro que el Gobierno del PSOE no ha aceptado las exigencias de ERC ni de PDECat para que la Fiscalía del Estado retirase sus acusaciones contra los encausados del procés, ni que el Gobierno estuviera dispuesto a abordar un debate entre partidos sobre la autodeterminación.
Lo más grave es que tras el pacto con VOX para gobernar Andalucia y la manifestación convocada por el nacionalismo españolista ultraconservador, con un manifiesto lleno de mentiras para llamar a la concentración en Colón, las derechas han obtenido, con el apoyo de ERC, PDECat y Bildu, un éxito inesperado. De ese modo, el plan de involución social y política para España, que proponen las derechas, se convierte en un peligro real.
No olvidemos que el “lenguaje” de Casado - el pequeño Trump español - es violento y dirigido a despertar el resentimiento entre comunidades. El frentismo patriótico de PP, VOX y C’s, es desleal con el Estado e irresponsable hacia las instituciones democráticas, y busca romper la cohesión social y territorial. Extraño patriotismo el suyo que no tiene base ni en los principios de la democracia ni en los valores de la Constitución y al que daremos respuesta el 28 de abril.