De pronunciarse el presidente del Gobierno por la fecha de abril, estaríamos ante una primavera electoral en la que se renovaría casi la totalidad de las administraciones públicas españolas. El presidente del Gobierno, Pedro Sanchez, anunciará a las 10:00 horas de este viernes la fecha de convocatoria de elecciones. Aunque tanto en la sede del partido, Ferraz, como en la del Gobierno, Moncloa, aún no han dado nada por oficial, son muchos los medios que hablan de filtraciones y apuntan a la fecha del 28 de abril.
El 26 de mayo, tendrán lugar las elecciones autonómicas en 13 de las 17 Comunidades Autónomas (todas excepto Andalucía, Cataluña, País Vasco y Galicia) además de las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Estos comicios tendrán lugar con las municipales, en las que se renuevan los alcaldes de los más de 8.000 municipios españoles. Y también las elecciones al parlamento europeo.
La elección de una fecha distinta para las elecciones generales y las municipales es un reclamo de los barones socialistas que prefieren que no haya un "super domingo" electoral. De la misma idea es el PNV ya que consideran que perjudicaría sus intereses. En el seno del PSOE consideran que actualmente su electorado está completamente movilizado tanto para las elecciones generales, caso de que fueran en abril, como para los comicios que se celebrarán apenas un mes despues, el 26 de mayo. Los votantes de izquierdas tiene dos razones de peso para acudir a votar: una, la reciente experiencia tras las elecciones andaluzas en las que ganó el PSOE pero un tripartido de la derecha consiguió desbancar a la socialista Susana Díaz de la Junta de Andalucía. La otra razón es la foto de Casado, Rivera y Abascal que de forma nítida expresa la intención de las tres formaciones de querer extender la estrategia en Andalucía al resto de España.
Con el anuncio de Pedro Sánchez se cerraría la XII Legislatura que comenzó el 19 de julio de 2016 tras unos meses con una Legislatura, la XI, fallida y una repetición electoral. El 26 de junio de 2016 tuvieron lugar las segundas elecciones que ganó el Partido Popular, pero con una mayoría insuficiente para formar gobierno. Mariano Rajoy consiguió el apoyo de Ciudadanos, pero el PP necesitaba que el PSOE le dejara gobernar con una abstención.
Sin embargo, vinieron los meses del famoso "no es no" de Pedro Sánchez. Fueron unas semanas en las que todos presionaban al ahora presidente para que cediera. Pero puso por delante sus convicciones política a los intereses de otros. Con el inicio de la legislatura, el 19 de julio, el reloj parlamentario se puso a correr y la amenaza de unas terceras elecciones fue real dado que el líder de los socialistas y líder de la oposición en el Parlamento, no cedía para no tener que incumplir la palabra dada a los electores durante la campaña electoral de que nunca apoyaría un gobierno del Partido Popular. Por aquellas fechas ya se conocían todas las corrupciones del partido de Rajoy,
La batalla interna en el PSOE fue cruenta. En un lado estaban los que defendían que los socialistas no podían dejar en La Moncloa al partido más corrupto de España y en el otro los que abogaban por permitir que Rajoy gobernara, ante el miedo de que unas terceras elecciones dejara al PSOE más debilitado. Sánchez siempre defendió que igual que el PP había conseguido una mayoría, con el resto de partidos del hemiciclo, para formar la mesa, podría conseguirla para gobernar sin tener que apelar a que fuera el Psoe quien le brindara su apoyo, absteniéndose.
La fractura interna acabó de una manera que la militancia del Psoe recordará de por vida. En un esperpéntico e histórico Comité Federal del PSOE, la mitad de la Ejecutiva de Pedro Sánchez presentó su dimisión lo que produjo la obligada dimisión de secretario general. Tomó las riendas del partido una gestora, dirigida por Javier Fernández, de Asturias, y manejada por Susana Díaz, la baronesa andaluza que representa a la delegación socialista más importante y numerosa del Psoe. Esa gestora fue la que decidió que el Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados se abstuviera para que Mariano Rajoy formara de nuevo un Gobierno conservador. Pedro Sánchez renunció a su acta de diputado para no romper la disciplina de voto y para no permitir que Rajoy siguiera en La Moncloa. Quince diputados socialistas, afines a Sánchez sí que rompieron la disciplina de voto y siguieron firmes en el "no". Pero finalmente, el 19 de octubre de 2016 Rajoy volvía a ser investido presidente.
Mientras tanto, el PSOE nuevamente en la oposición, convocó unas elecciones primarias para elegir a un nuevo secretario general. La gran favorita, con el apoyo orgánico de todo el partido, era Susana Díaz. Pero Pedro Sánchez decidió pelearle esas primarias a la entonces presidenta de la Junta de Andalucía. Avalado e impulsado por la militancia, Sánchez barrió en esas primarias a su contrincante y fue restituido en el cargo de secretario general de los socialistas.
El Gobierno de Mariano Rajoy acabó el pasado 1 de junio de 2018 cuando Pedro Sánchez, otra vez, contra todo pronóstico, ganó por primera vez en democracia una moción de censura. Esta iniciativa parlamentaria fue presentada por los socialistas tras conocerse la primera sentencia de uno de los juicios de la Trama corrupta Gürtel que condenaba al PP, a título lucrativo, como un partido corrupto.
En estos ocho meses en el Gobierno, el presidente Pedro Sánchez configuró el primer Ejecutivo con más mujeres que hombres; e impulsó, a través de 24 decretos leyes, algunas de las medidas que han venido a revertir los recortes de los gobierno de la derecha durante los años de la crisis. Entre las medidas más destacadas están la subida del Salario Mínimo Interprofesional, la subida de las pensiones, la subida del salario de los funcionarios... Ley Integral contra la Violencia de Género, Becas para Estudiantes, Pleno Empleo Juvenil, inversiones en Infraestructuras territoriales, prestaciones para parados de larga duración, erradicación de la pobreza infantil, etc. Otra de las decisiones de este Gobierno, que se ha aprobado en su último Consejo de Ministros, ha sido la orden de exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, con lo que se da trámite a un tema que se incluía en la Ley de Memoria Histórica.
El problema catalán, siempre en un tira y afloja permanente ha sido la constante de esta legislatura que con Rajoy llegó a su punto de crispación más álgido con los episodios de desobeciencia y la Declaración Unilateral de Independencia. Con la llegada de Sánchez, por primera vez se optó por la vía del Díalogo y la negociación dentro del marco de la Ley y el Estatuto. Pero finalmente, el chantaje permanente al que el equipo negociador del presidente de la Generalitat, Quim Torras, ha sometido al Ejecutivo socialista, bien aprovechado, magnificado y exagerado por la derecha de Casado, Rivera y Abascal, ha hecho que el Ejecutivo de Sánchez no haya podido sacar adelante los presupuestos más sociales de la democracia. Las vías de diálogo con Cataluña y con los partidos catalanes para intentar buscar una salida a este conflicto enquistado, no han fructificado en un éxito, de momento, ante la exigencia de los independentistas de poner sobre la mesa el asunto de la autodeterminación.
Cosechando votos de forma desleal al gobierno y al Estado, la derecha de PP, C"s y Vox sigue en su camino a la radicalización. Con su estrategia de formar ruido y mentir descaradamente sobre lo que hace este Gobierno en el diálogo con Cataluña, ha cerrado todas las posibilidades de poder seguir adelante con la Legislatura.
Ahora serán los españoles y las españolas los que deberán elegir.