El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, vio este miércoles como 191 diputados de PP, C"s, ERC, PDeCAT, CC, Foro Asturias y En Marea votaban a favor de las enmiendas a la totalidad presentadas, lo que significaba que la Cámara baja devolvía el Proyecto de Presupuestos del Ejecutivo Socialista. En el otro lado de la votación, quedaban en minoría el PSOE, PNV, Podemos y Compromís. Son los grupos que han defendido y apoyado hasta última hora los presupuestos más sociales de la democracia.
El revés parlamentario del gobierno del PSOE tienen como consecuencia que el Secretario General de los socialistas y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tenga que presentar una nueva "hoja de ruta" para los próximos meses. El escenario que algunos medios y fuentes cercanas al Ejecutivo socialista dan como más probable, o al menos deseable para la derecha, es un adelanto electoral que según fuentes de Moncloa sería "lo antes posible".
La opción que se baraja es que los comicios se celebren el último domingo de abril, el día 28, a tan solo un mes de las elecciones municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo. Aunque no hay nada decidido, o al menos que haya transcendido de forma oficial, ya que existen otras opciones, como apuntaba el líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, uno de los más luchadores a la hora de intentar que el diálogo con Cataluña condujera al éxito.
Otra de las posibilidades es la de celebrar un "superdomingo electoral" y hacer coincidir todos los procesos a finales de mayo. Esta idea es considerada la peor para la mayor parte de los presidentes autonómicos socialistas y no la quieren bajo ningún concepto, pero también se opone el PNV que considera que dañaría sus intereses electorales. La tercera vía sería celebrar las generales después del verano, en septiembre u octubre.
Como ha apuntado en la tarde del miércoles negro, el secretario general de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, no se puede descartar que el presidente considerara apropiado presentar nuevamente los Presupuestos Generales en septiembre. La derecha se aterroriza ante esta nueva posibilidad que volvería a poner en el escenario político a un presidente que da muestras de resistencia y capacidad negociadora sin fin, hasta que los objetivos se cumplan. Ya que el Gobierno socialista está convencido de que la única vía de conseguir solucionar crisis catalana es la negociación. Además, legalmente, la aplicación del artículo 155 que tanto clama la derecha, es provisional, aplicarlo definitivamente vulnera la ley.
Los partidos de la oposición se preparan ya para el más que probable adelanto electoral. El Partido Popular de Pablo Casado considera en público que esa es la mejor opción, aunque en privado reconocen que los comicios llegan demasiado pronto para el nuevo presidente y eso que aseguran que sus encuestas internas señalan ya una clara mejoría en sus expectativas de voto, tras la pérdida de apoyos de los últimos meses que se han ido a Vox.
Para la formación de Albert Rivera, Ciudadanos, la llegada de las elecciones supone una nueva oportunidad electoral para intentar convertirse en una clara alternativa de Gobierno. Apoyado en unas encuestas muy favorables, tratará de adelantar al PP para su asalto a La Moncloa. Aunque los resultados electorales luego suelen ser peores a los esperados y no terminan de salir triunfadores del todo.
La irrupción de Vox tras las elecciones andaluzas, el blanqueo al que ha sido sometida la extrema derecha tanto por PP, C"s y la prensa entregada a su causa, y el enorme altavoz que le va a suponer ser la acusación particular en el juicio del "procés", hace que los ultras de Abascal tengan la posibilidad de entrar con mucha fuerza en el Congreso de los Diputados, tanta como para darle la mayoría absoluta a una hipotética triple alianza de las derechas. En este caso, el partido extremista tendrá la posibilidad de marcar la agenda política de España los próximos cuatro años. Sin sus votos no se podría sacar adelante leyes ni presupuestos por lo que muchas de sus medidas podrían llegar a ser realidad.
En el lado opuesto, el PSOE de Pedro Sánchez es el que más sube en las encuestas y ganaría las elecciones. Otra cosa es que las tres derechas juntas, sumen más que la izquierda y el Psoe pudiera gobernar sólo con los votos de Podemos. Nuevamente harían falta los nacionalistas, partidos en los que se han apouyado gobiernos de Aznar sin que nadie le acusara de traición como sucede ahora. En las todas las encuestas, el Psoe se presenta ante los electores con un claro proyecto político, basado en unas políticas sociales que reviertan de una vez por todas los profundos recortes de los años del PP de Rajoy. Solo hay que ver lo que los socialistas han incluido en su proyecto de presupuestos para hacerse una idea clara de sus objetivos. Entre sus medidas destacan la subida del SMI, subida de las pensiones, subida del salario de los funcionarios, recuperación del subsidio para mayores de 52 años, plan de choque de empleo juvenil, bonificaciones a las contrataciones indefinidas, incremento del presupuesto en dependencia, eliminación de los copagos, subida de becas, bajada de tasas universitarias...
Toda una serie de medidas que los independentistas catalanes y los partidos de derecha no han dejado poner en marcha con su veto a los presupuestos, y que tendrán que responder ante sus electores por qué, han podido más los cálculos electoralistas que la mejora de la vida de los españoles, incluidos los catalanes. Por eso, en los próximos comicios, el PSOE de Pedro Sánchez pedirá la confianza mayoritaria de los españoles para poner en marcha esta ambiciosa y extensa agenda social. Un proyecto destinado a mejorar la vida de las personas.
Por último, Podemos, el cuarto gran partido en discordia, debe recuperar su empuje inicial y superar las crisis internas para poder sumar con el PSOE una mayoría suficiente que dé a España un gobierno fuerte con cuatro años por delante para trabajar.
Si este viernes el presidente Sánchez decide convocar las elecciones generales, tenemos por delante tres meses apasionantes con todo en juego. Quien gane se puede hacer con el Gobierno de España y treinta días después con gran parte del poder territorial. En manos de los ciudadanos y ciudadanas estará el futuro del país para los próximo cuatro años.