El expresidente de Bankia, Rodrigo Rato, ha vuelto a sentarse en el banquillo de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid) este lunes tras reanudarse el juicio por la polémica salida a Bolsa de la entidad financiera en julio de 2011.
En su intervención, Rodrigo Rato ha asegurado que no contempló problema alguno que le impidiera aprobar las cuentas anuales de 2011 en marzo de 2012: “En mi conciencia no había ninguna sensación de que tuviéramos un problema de salvedades, nadie me lo había transmitido”.
Rato presidía una entidad de la que no conocía sus riesgos
O eso ha intentado defender el ex vicepresidente económico del Gobierno, que se ha enfrentado a su cuarta sesión de interrogatorio por parte de la Fiscalía Anticorrupción en el marco del juicio por la salida a Bolsa de Bankia, aludiendo una vez más a su “desconocimiento” sobre la valoración de las acciones por parte del socio auditor de Deloitte.
Rato ha llegado a asegurar que tanto los Consejos de Administración de Bankia como de su matriz, BFA, tenían "la fundada impresión" de que la firma auditora no iba a realizar comentario negativo alguno.
Pese a esto, ha admitido al fiscal jefe de Anticorrupción, Alejandro Luzón, que ha sustituido en esta sesión a Carmen Launa, aún de baja médica, que desde finales de 2011 sabía de la inquietud del socio auditor Francisco Celma, también acusado en el proceso. Entendió como algo “normal” que el informe de Deloitte se retrasara a la espera de su aprobación por parte del Banco de España.
La Fiscalía pide cinco años y medio de prisión a Rato por estafa a inversores, el acusado ha asegurado que confiaba en poder devolver los 6.000 millones de euros recibidos por parte del Estado a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), aunque tal y como se ha visto, “lo posible puede luego no suceder”.
“Pensamos que podíamos canjear más preferentes por acciones y tener más accionistas, de forma que con el exceso de dinero que se generara se pagaría una parte del Frob”, ha señalado el expresidente de Bankia, actualmente bajo prisión por el caso de las ‘tarjetas black’.
“No teníamos problemas de liquidez ni de retirada de depósitos, lo que llegó luego con la intervención”, insistiendo Rato en que le parecía posible devolver los 6.000 millones de euros, “me lo parecía a mí y también al Banco de España, no es que a nosotros nos hubiera dado una exaltación generalizada”.