Los acontecimientos vividos las últimas semanas en Venezuela copan la agenda política de los países latinoamericanos, de EEUU y Canadá y también de Europa. Este viernes, el diario El País ha adelantado cómo se vivieron esas horas en las que el presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Juan Guaidó, dio el importante paso de jurar su cargo como presidente encargado con el objetivo de iniciar un proceso de elección democrática en el país. Y todo bajo la premisa que el mandato que comenzó Nicolás Maduro el pasado 10 de enero era ilegítimo ya que se basa en unos comicios celebrados en mayo de 2018 que ni la oposición interna ni ningún país del mundo ha reconocido como válidos.
Para entender lo que está sucediendo en Venezuela estos días hay que remontarse al 2015, cuando el régimen comandado por Nicolás Maduro pierde las elecciones parlamentarias y los grupos de la oposición en el país se hacen con el control de la Asamblea Nacional. La reacción de Maduro consiste en deslegitimar esta cámara y crear la denominada Asamblea Nacional Constituyente para vaciar de funciones a la institución que legítimamente eligieron los venezolanos en las urnas.
Esos movimientos de Maduro tienen como único objetivo mantenerse en el poder ya sea por caminos democráticos o no. El pasado mes de mayo de 2018, se celebran en Venezuela las elecciones presidenciales a las que solo se presenta Maduro y, obviamente, arrasa. La oposición no concurre a un proceso que consideran amañado. El resultado de estas elecciones hace que Maduro renueve un mandato que comenzó el pasado 10 de enero.
Pero como la oposición, que sigue manteniendo el control de la Asamblea Nacional, considera que aquellos comicios fueron una farsa, decide dar el paso de declarar a Maduro presidente ilegitimo y considerar que el país se encuentra sin presidente. Por este motivo, el 23 de enero, el jefe de la Asamblea Nacional, amparándose en un artículo de la Constitución de Venezuela, jura su cargo como “presidente encargado” con el objetivo de convocar elecciones en 30 días.
Ese movimiento lo hace con la certeza que Estados Unidos y los países latinoamericanos del Grupo de Lima le van a reconocer como legítimo. Pero Estados Unidos sabe que debe conseguir que los países de la Unión Europea, especialmente España y Portugal, sigan este mismo camino y también reconozcan a Guaidó. Por tanto, comienza a moverse la diplomacia americana para conseguir ese apoyo.
En Europa, se estaba intentando crear desde el pasado mes de octubre una mesa de negociación para que Maduro y la oposición venezolana se sentaran a negociar un salida pacífica y consensuada a la difícil situación política. Pero los acontecimientos de las últimas semanas han dejado esta línea en punto muerto.
Según cuenta el diario El País, la administración americana avisó a España que Juan Guaidó iba a autoproclamarse presidente venezolano y que su postura era la de reconocerle. Así lo dejó entrever el ministro de Exteriores, Josep Borrell, en el Congreso de los Diputados. Además, el ministro afirmó que se estaba presionando a los países europeos para que votaran en contra de la creación del grupo de diálogo con el régimen de Maduro, “tenemos mucha presión, no les voy a decir de quien, pero se lo pueden imaginar”.
El pasado 22 de enero, el secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, Juan Pablo de Laiglesia, pudo conocer de primera mano que algo se estaba gestando en Venezuela. Al día siguiente, la Embajada estadounidense en Madrid informó al Gobierno de España de lo que se iba a producir. Y tan solo unas horas después, Guaidó juraba su cargo ante una multitud en las puertas de la Asamblea Nacional.
EEUU tardó un cuarto de hora en dar legitimidad al político de Voluntad Popular e hizo público su rechazo a Maduro.
En Madrid, justo a esas horas estaban reunidos Josep Borrell y su homólogo portugués que pudieron consensuar al instante la posición de ambos países. Hay que recordar que tanto España como Portugal son los dos países europeos que mantienen más lazos con Venezuela, de hecho, la mitad de los europeos que viven en el país latino son precisamente españoles y portugueses. Ambos mandatarios acordaron mantener una posición de cautela y decidieron trasladar el debate al seno de la Unión Europea para que se respondiera con una posición común.
El titular de Exteriores español despachó con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se encontraba en Davos en la cumbre económica y estudiaron las posibles posiciones a tomar.
Finalmente optaron por dar un “tiempo prudencial” a Nicolás Maduro para que convocara elecciones y diera una salida a la crisis política que estaba viviendo el país. Posteriormente se cuantificó ese “tiempo prudencial” en ocho días, plazo que expira el próximo lunes.
Mientras, el Parlamento Europeo, aprobó una resolución en la que reconoce ya a Guaidó como presidente de Venezuela lo que deja a Nicolás Maduro muy tocado y con una situación muy comprometida. El dirigente venezolano, entre tanto, a lo único que accede es a convocar los comicios parlamentarios, pero no las presidenciales.
La semana que viene, casi la totalidad de la comunidad internacional habrá reconocido, por tanto, como legitimo a un nuevo presidente de Venezuela. Pero la realidad es que el poder de facto seguirá en manos de Maduro. Todo el mundo quiere evitar un final armado y sangriento a la crisis venezolana, pero lo cierto es que la salida pacífica está en manos del ejército venezolano que, de momento, sigue fiel al líder del régimen bolivariano.
Todos esperan que la presión internacional surta efecto y haga que la democracia llegue, por fin, de manera clara a un país sumido en la pobreza y la desesperación.