La Unión Europea se ha posicionado, con el presidente Pedro Sánchez a la cabeza, a favor de la convocatoria de unas elecciones libres, garantistas y justas en Venezuela. Para ello, han dado un plazo de ocho días al actual presidente Nicolás Maduro bajo la advertencia de que, de no hacerlo así, tanto España como el grueso de la UE admitirán cómo válida la presidencia de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, a la que de forma fraudulenta y dictatorial, Maduro desautorizó y dejó sin funciones. Nada más comenzar la crisis el Ejército de Venezuela se posicionó con Maduro.
Desde el mismo miércoles, en que el líder opositor de Maduro se autoproclamó nuevo presidente de Venezuela, Pablo Casado y Albert Rivera ansiaban tomar el protagonismo del conservadurismo internacional, plegados ideológicamente a la posición autoritaria y exenta de matices del presidente norteamericano Donald Trump, que amenazó con enviar financiación, e incluso tropas, si se diera el caso. Con sus irreflexivas declaraciones, tanto Rivera como Casado, quisieron aprovechar la ocasión para, una vez más acusar al presidente Sánchez de no reaccionar ni tomar posición con respecto a la crisis política en Venezuela.
Mientras todo esto sucedía cara a la galería mediática, el presidente Sánchez que se encontraba en Suiza, participando del Foro Internacional de Davos, ya se había reunido con los presidente iberoamericanos allí presentes, y actuando como líder de un país miembro de la Comunidad Iberoamérica, estaba ya coordinando las conversaciones con Macrom y Merkel, así como con los órganos de dirección de la UE para acordar una reacción y posicionamiento conjunto de la UE frente a la crisis de Venezuela. Como avanzadilla, el ministro de Exteriores, Josep Borrell adelantó el mismo jueves, que la posición de España era exigir la convocatoria de elecciones de forma inmediata. Este sábado, el presidente español, convertido en portavoz de la Unión Europea hizo una declaración institucional en la que conminó a Nicolás Maduro a convocar elecciones en un plazo máximo de ocho días. Aseguró que España y la UE, “reconoce la legitimidad de la Asamblea Nacional de Venezuela en primer lugar. Y en segundo lugar, que hacemos un llamamiento a la celebración inmediata, y subrayo, inmediata, de unas elecciones limpias, democráticas, y transparentes en Venezuela”.
Este domingo se ha apresurado a contestar el ministro de Exteriores venezolano con un corte de mangas: ”¿Ocho días de qué?” dijo Jorge Arreaza, desafiando al presidente español como era fácil de esperar: “¿Por qué no convoca elecciones el presidente Pedro Sánchez?”, dijo. En cuanto a la Unión Europea la conminó a que se dedique a sus cosas. "¿Dónde se les ocurre semejante acción injerencista y yo diría hasta infantil?", señaló. Para Donald Trump también tuvo palabras acusándolo de que "lo que pretende es un golpe de Estado en Venezuela como ya lo hiciera con otros países latinoamericanos”.
Más allá de Europa, el marco de las Naciones Unidas, ha sido objeto de un enfrentamiento que recuerda los tiempos de la guerra fría entre Rusia y los Estados Unidos. El jefe de la diplomacia norteamericana, Mike Pompeo, exige que ha llegado el momento de que los países digan de qué lado están. “Si con la liga de Maduro y su caos o con el pueblo venezolano que lo sufre”. Llegando a involucrar a Rusia, China, Siria, Irán y Cuba, países de los que dijo ”respaldan un régimen que viola los derechos humanos de su pueblo y no apoyan la democracia”. Pompeo también ha instado a todos los países democráticos a poner en marcha un bloqueo financiero a Venezuela similar al que aplicaron gobiernos norteamericanos durante décadas con Cuba.
Para Rusia, la iniciativa de EEUU representa un abuso de su poder como país permanente en Naciones Unidas. El jefe de la diplomacia rusa, Vladimir Nebenzia ha calificado la petición de bloqueo de "lamentable y deleznable. Un auténtico juego sucio” ha dicho el ruso que ha solicitado abrir un debate sobre la amenaza externa que se cierne sobre Venezuela y el papel que adoptan los EEUU para desestabilizar la región latinoamericana imponiendo su voluntad política a todos los Estados.
En este enfrentamiento en la ONU entre bloques, Rusia pretende bloquear la legitimación de Guaidó, y para ello utiliza su derecho de veto, junto con China con el apoyo de Sudáfrica y Guinea Ecuatorial. Tanto Moscú como Pekín tienen derecho de veto. Washington lleva tiempo intentado utilizar a la ONU para que la comunidad internacional presione y, según su criterio, se restaure el proceso democrático en Venezuela.