La larga historia de la humanidad ha tenido siempre aparejada otra historia, más pequeña, pero no menos importante, la
historia de la migración. Es la que ha estado protagonizada por aquellos que se lanzan a buscar
nuevos destinos donde vivir y donde "echar raíces", como se dice coloquialmente. En muchos casos esta aventura que lleva a una persona a cambiar de país, de continente, en definitiva, de cultura es una decisión voluntaria, en busca de una vida mejor o diferente. La globalización, entre otras cosas, también ha traído la oportunidad de cambiar de lugar de residencia con más facilidad.
Por eso, en 2018 la cifra de migrantes alcanzó los
258 millones de personas, frente a los
173 millones del año 2000. ¿Revela este dato un boom migratorio? No, porque la cifra total de la población mundial también ha crecido exponencialmente y eso hace que la proporción de personas migrantes en el
2000 fuera del 2,8% y en el año
2017 tan solo se situe seis décimas por encima, hasta llegar al
3,4% del total de personas en el mundo.
Sin embargo, en otras ocasiones, la historia de los migrantes no es tan idílica. Millones de personas en todo el mundo no escogen libremente migrar, sino que tienen que abandonar su hogar y su país de forma obligada. Aproximadamente hay
68 millones de personas desplazadas por fuerza, entre los que se incluyen
25 millones de refugiados, 3 millones de solicitantes de asilo y más de 40 millones de desplazados internos. Este año que ahora termina, y en España lo sabemos bien porque lo vemos en primera linea, la migración ha llevado a perder la vida a más de
3.400 personas en todo el mundo. Por eso, la ONU ha aprovechado este día para reivindicar una #Migración con Dignidad. Tratar a los migrantes de esta manera es indispensable ya que estamos ante el gran asunto de nuestra era. Se trata de una lucha por la dignidad porque permite que las personas elijan salvarse a sí mismas, que les permite escoger formar parte y no aislarse. Por eso la Organización de Naciones Unidas hace un llamamiento para que la migración sea segura, regular y digna para todos.
Los países ya trabajan para abordar el problema de la migración de forma global. En septiembre de 2016, la Asamblea General de la ONU ya aprobó un conjunto de medidas durante la primera cumbre que se celebró en el mundo sobre los desplazamientos de migrantes y refugiados. Estas medidas se convirtieron en obligaciones contraídas por los Estados Miembros y se concretaron en la
Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes. Es este documento se reafirma la importancia de la protección internacional de estas personas y, además, sirvió para allanar el camino a la aprobación de dos nuevos acuerdos firmados este mismo año. Se trata del pacto mundial para establecer una migración segura, ordenada y regular y el Pacto mundial sobre refugiados. Éste último fue firmado en la Conferencia Intergubernamental que se celebró los pasados 10 y 11 de diciembre en Marrackech. Lamentablemente, potencias mundiales como EEUU e Italia no firmaron el acuerdo, pero la buena noticia es que más del 95% de países miembros de la ONU sí lo hicieron.
La historia de la migración está compuesta por las pequeñas historias de millones de migrantes. Lamentablemente, aquellos que deben huir y convertirse en extranjeros en países lejanos, viajan con una mochila en forma de pasado que pesa mucho. Precisamente la foto que abre esta información es la de cinco personas con historias de superación dignas de contar. Se trata de Sibal, una joven refugiada que vive con su madre, su abuela y el resto de su familia en Turquía; Than que sobrevivió a años de trata de personas con fines de explotación laboral; Edhabo, forzada a huir de Magadishu en 1991 por culpa de la guerra; Olivier, que huyó de Rwanda cuando tenía 10 años, atado de una soga a la espalda de su padre que dio su vida para salvarle; y una de las "damas del Batik" que fueron reclutadas para el servicio doméstico en el extranjero donde sufrieron maltratos y abusos.
Aquí están sus historias
España y la migración
La responsable de Migraciones del Gobierno de Pedro Sánchez, Consuelo Rumí, califica la inmigración irregular “como una lacra que se cobra la vida de muchas personas” y en la que los poderes públicos tienen que intervenir para frenar la tragedia luchando contra las mafias que trafican con vidas humanas, reforzando la colaboración con los países de origen para que puedan ofrecer oportunidades de futuro a su población, y promoviendo canales de migración legal, ordenada y segura con el objetivo de que quienes quieran salir de su país lo hagan con todas la garantías.
La secretaria de Estado de Migraciones ha recordado el anuncio realizado recientemente por el Presidente de Gobierno en el Pacto Global para las Migraciones en Marraquech sobre la puesta en marcha, después de años de vacío, de un nuevo Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración.
Este Plan implicará a todas las Administraciones y a la sociedad civil en el impulso y desarrollo de políticas públicas diseñadas desde el respeto a la diversidad y de la mano de principios como la igualdad, la ciudadanía, la inteculturalidad o la inclusión social. “Nuestro objetivo -ha matizado Rumí- es el de dar la vuelta a la pasividad de estos últimos años, por convencimiento y porque la cohesión social y la convivencia son principios esenciales de las sociedades democráticas”.