Carlos García Juliá, uno de los cinco ultras que perpetraron la matanza de los abogados laboralistas de Atocha en Madrid en 1977, ha sido arrestado en São Paulo por la Policía Federal Brasileña, según ha confirmado la embajada de España en Brasilia.
Los enigmas de uno de los atentados más célebres de la Transición Española han quedado este jueves un poco más despejados. Carlos García Juliá, que cumplió en España 14 de los 193 años de prisión a los que fue condenado, tenía pendiente una petición de extradición de la Audiencia Nacional al Gobierno de Bolivia, donde se suponía que se escondía el fugitivo.
García Juliá se encuentra ahora bajo custodia de la Policía Federal brasileña, cuyo superintendente tiene previsto ofrecer una rueda de prensa junto a los policías españoles que han participado en la operación para dar los detalles sobre la captura y una posible extradición del preso.
Sobre este antiguo militante de Fuerza Nueva recaía una orden de detención internacional debido a su participación en la masacre donde fueron asesinados a tiros cuatro abogados y un trabajador de un bufete de la capital española vinculados a Comisiones Obreras y al Partido Comunista. García Juliá tenía 24 años cuando cometió los cinco asesinatos por los que fue condenado en 1980. En diciembre de 2016, casi pasados cuarenta años de la matanza, la Audiencia Nacional actualizó ante el Ministerio de Justicia la petición de extradición.
García Juliá cuenta con un largo historial de fugas que comienza incluso antes de ser condenado. Juliá intentó escaparse en 1979 de la prisión de Ciudad Real en la que se encontraba antes del juicio. En 1994, cuando había cumplido los 14 años en la cárcel, un juez le autorizó a viajar a Paraguay cuando estaba en libertad condicional, y aprovechó un vacío legal para irse a Asunción, donde comenzó un recorrido latinoamericano como delincuente hasta que fue detenido en Bolivia dos años después. Su rastro se perdió allí. Según fuentes policiales, se detectó su presencia en Chile, Argentina, Venezuela y Brasil con documentación falsa, que utilizó incluso para desplazarse en avión.
Más tarde, el 24 de enero de 1977, García Juliá perpetró la masacre de Atocha junto a una milicia fascista de seguidores del ya fallecido notario, Blas Piñar. Le acompañaron en el crimen José Fernández Cerra, condenado a 193 años como ejecutor, Francisco Albaladejo, sobre el que cayeron 73 como inductor y Fernando Lerdo de Tejada, que fue procesado, pero huyó antes de sentarse en el banquillo.
Con la captura en Brasil de García Juliá se cierra un fleco, pero planea la incógnita sobre el
paradero del principal fugitivo de la matanza: Fernando Lerdo de Tejad