Aunque no sea lo más adecuado, ya dije en "La Hora Digital" que la catástrofe del domingo podía pasar. En dicho artículo señalé que VOX tenía un escenario difícil para convertirse en una fuerza política relevante a nivel nacional, pero que veríamos un potente ascenso de la misma en el corto y medio plazo. En especial, si la cobertura mediática continuaba sobredimensionando este fenómeno de derecha radical.
Pues bien, estas elecciones andaluzas pasarán a la historia no solo por la debacle socialista -el cual obtiene el peor resultado de su historia en la comunidad-, sino por la fuerte entrada de una formación populista de derecha radical o de extrema derecha (como guste a cada cual) en el Parlamento andaluz.
Los datos claves para entender los resultados de estas elecciones podríamos resumirlos en una fuerte caída de la participación electoral (la segunda más baja de todas las elecciones andaluzas) y un alto transvase de votos entre partidos. A falta de encuestas poselectorales que me permitan analizar los intercambios de votos con detalle, me arriesgaré a pronosticar que la caída de la participación (baja en 334.423 electores) y el aumento de los votos nulos y blancos (han subido unos 42.000) han procedido de antiguos votantes socialistas y de Adelante Andalucía (han bajado 399.799 y 279.898 votos, respectivamente); y que la sangría de votos socialistas ha favorecido sobremanera a Ciudadanos (suben 290.643 votos), los cuales también se habrían nutrido de antiguos votantes populares (bajan 314.893 votos).
Finalmente, me arriesgaré a decir que VOX (suben 377.556) ha obtenido el grueso de sus votantes de antiguos populares, nuevos votantes (algún que otro antiguo abstencionista) y de aquellos votantes menos ideologizados que querían expulsar al PSOE de la Junta de Andalucía a toda costa. En este sentido, el discurso antiestablishment, que en Andalucía tiene como diana el PSOE y el susanismo, ha tenido un peso muy importante en el ascenso de la formación. No obstante, no podemos subestimar el peso de la ideología de derecha radical, ultraconservadora, nacionalista y xenófoba que está detrás de este fenómeno y que será el elemento que explique la consolidación electoral de este partido en el medio y largo plazo. Esta parte del electorado, que antes se agrupaba en torno al Partido Popular, se encuentra ahora más arropada a por una formación nueva que carece de una mochila cargada por la corrupción y que muestra sin complejos su faceta más radical. Los primeros análisis por municipios están mostrando que VOX ha obtenido más apoyos en las ciudades más pobladas, de renta media y alta, con mayor porcentaje de población inmigrante no comunitaria y donde PP y Ciudadanos obtuvieron más apoyos en 2015. Por el contrario, los apoyos de la formación han sido menores en los municipios menos poblados, de renta baja y donde el socialismo obtiene mayor respaldo.
¿Cómo explicamos estos resultados? En primer lugar, la debacle socialista era una muerte anunciada explicada por el desgaste de 36 años de gobiernos ininterrumpidos, los ERE, la gestión sanitaria y el rechazo creciente que provoca Susana Díaz entre parte del electorado, especialmente, en los núcleos urbanos. En segundo lugar, la crisis territorial española y la consecuente ola nacionalista que recorre el país; la politización que ha tenido la inmigración en los últimos meses; y la fragmentación de la derecha tradicional explicarían la fuerte irrupción de VOX.
A lo anterior hay que sumar la nefasta campaña electoral que hemos presenciado, la cual adquiere más importancia conforme aumenta el número de indecisos y de personas que deciden su voto en el último momento. A este respecto señalaré dos cosas. Primero, que la campaña de los partidos de izquierda basada en señalar al contrario más que en construir y compartir un proyecto ilusionante y viable, ha mostrado su incapacidad para llevar a sus votantes a las urnas. Segundo, que la visibilidad que ha recibido VOX por parte de los partidos principales y con el beneplácito de los medios de comunicación ha conseguido que la formación radical entrara en el Parlamento andaluz mucho antes de la votación del 2-D.
En relación a este punto he indagado rápidamente por la base de datos My News para mostrar la visibilidad que ha recibido la formación liderada por Santiago Abascal durante la campaña electoral. En las ediciones andaluzas de El Mundo y El País (los principales medios escritos nacionales) VOX aparece en un total de 124 noticias entre el 16 de noviembre y el 1 de diciembre (el doble en El Mundo que en El País). Asimismo, VOX y su líder, Santiago Abascal, aparecen en los titulares de 27 piezas informativas, un poco sobredimensionado para una formación sin representación parlamentaria, ¿no creéis? En el caso de Adelante Andalucía y Teresa Rodríguez, por ejemplo, estos encabezaron un total de 28 noticias (sumando la palabra “Podemos”).
Por último, he indagado por las noticias de estos periódicos buscando las palabras “elecciones andaluzas”. En torno al 70% de estas piezas informativas tenían como tema principal los posibles pactos de gobierno, los pronósticos electorales, las estrategias de los partidos y los actos de campaña. Me gustaría decir que al menos el 30% restante tenía como tema principal las diferentes políticas públicas propuestas, la discusión y debate de las mismas. Sin embargo, siento decir que en ese 30% se encuentran noticias relativas a la corrupción, otros temas de ámbito nacional (ej. acuerdo en torno al Peñón de Gibraltar, la crisis del CGPJ, etc.) y muy pocas referencias a propuestas específicas. Este tipo de cobertura estratégica de las elecciones, alimentada por el tipo de campaña que han ofrecido los partidos, se ha relacionado en el ámbito de la comunicación política con la desafección de la ciudadanía. Ello debería hacernos replantear qué tipo de campañas queremos: si centradas en el ataque y las estrategias y, en consecuencia, vacías de contenido sustancial o si, por el contrario, caracterizadas por el contraste de proyectos políticos y de propuestas específicas. Quizás así consigamos que la gente acuda a las urnas.