El ex capitán del Ejército que reivindicó la dictadura militar y la utilización de la tortura, que odia a los homosexuales, a las mujeres y a los negros; el mismo que declaró en varias entrevistas que “antes que un hijo gay, prefería un hijo muerto” y que juró “barrer del mapa a los rojos” del Brasil, enviándolos a la cárcel o al exilio, llegó aunque parezca mentira y gobernará la novena economía del mundo después de lograr, sin mayor esfuerzo que trabajar a full en Facebook, una victoria con el 55 por ciento de los votos.
El ex capitán, autoritario, vulgar y poco leído, una pesadilla hecha realidad para las minorías brasileñas, despierta, después de los resultados de este domingo, una catarata de interrogantes en el mundo.
¿Qué pasó por la mente de sus votantes, entre los que se incluyen negros y mujeres –a los que insultó y degradó-, jóvenes y viejos, integrantes de la clase media, pobres y ricos? ¿Qué los impulsó votar por un personaje que representa lo peor del extremismo de la derecha, si es que así se lo puede definir. Si es que existe alguna definición para un hombre que asegura tener como lema vida las tres B: Biblia, Buey y Bala. Biblia, porque Jair Bolsonaro es un digno representante de los poderosos evángelicos pentecostales, quienes colocaron millones de dólares en su campana y se considera a si mismo como un enviado de Dios en la tierra; Buey, porque el hombre adora comer la carne de este animal y Bala, porque defiende la tenencia libre de las armas de fuego para que los ciudadanos puedan defenderse a los balazos de los supuestos delincuentes. El y sus hijos, va como anécdota, practican tiro, salen de caza a menudo y portan armas de guerra. Es tal el extremismo de Bolsonaro, que Marine Le Pen, la líder xenófoba francesa, es una mujer moderada y sensata a su lado. Y nuevamente la pregunta: ¿Qué pasó por la mente de millones de personas que lo votaron?
Brasil es un continente inmenso y muy complejo. Con grandes desigualdades y una inseguridad brutal que se asienta en las favelas que se multiplican en las grandes capitales y están penetradas por el narco, en connivencia con las policías y las tropas de elite del poderosísimo Ejercito del Brasil. Tropas entrenadas para matar y destruir mujeres, ancianos y niños, sin que a nadie les importe nada. No es necesario agregar que Jair Bolsonaro, es un representante fiel del Ejército en el poder, más aún, en su gabinete habrá mayoría de ex militares de mano dura, que siguen su pensamiento extremo de odio a las minorías y los “rojos”, los militantes del Partido de los Trabajadores (PT), que gobernó Brasil durante 12 anos.
Es muy rara esta elección en Brasil, tanto como sus resultados. Muchos periodistas y analistas se preguntan si Bolsonaro es el resultado de una elección democrática, cuando el se definió a si mismo como un defensor de las dictaduras, de la tortura y admirador de Augusto Pinochet, el tirano chileno. Y no pocos creen que no. Que no defiende los valores democráticos y peor aún, tampoco está interesado en respetarlos. O acaso Hitler no fue también el resultado de unas elecciones democráticas en la Alemania de 1933, que luego desencadenó en las espantosa de las tragedias? A más de 24 horas de alzarse con el triunfo, Bolsonaro volvió a las andadas y ratificó su pensamiento fascista frente a millones que lo vivaban y bailaban en las calles y lanzó una amenaza a su contrincante Fernando Haddad, con enviarlo a la cárcel. Y agregó que eliminará todos los derechos civiles de los colectivos LGNT y acabará con la “victimización de los indígenas, mujeres y negros”. Sus hijos, que integrarán su futuro gabinete en calidad de ministros, siguen su misma línea.
Luiz Ignacio da Silva, Lula, el dirigente obrero que llegó a la presidencia de Brasil, hoy en la cárcel, y el que logró una hazaña impensable: sacar de la pobreza a 28 millones de personas e integrarlas a la clase media, tampoco puede explicarse semejante descalabro nacional. ¿ Que pasó con sus votantes?
Beatriz Sarlo, socióloga y politóloga argentina de gran prestigio dijo con claridad, que Bolsonaro es el resultado de una sociedad hastiada de la inseguridad u de la corrupción de la clase política. Aunque aclaró, que esta elección, no seja de ser una catástrofe. Y que los millones que gracias a Lula da Silva lograron ingresar a la clase media, sus votos jamás son por “agradecimiento” a quien los salvó. Porque a partir del momento que dejan de ser pobres, comienzan a tener pensamiento propio y dejan de ser cautivos. Y eligen al que consideran el mejor, aunque en este caso, este voto pueda convertirse en un error que puede convertirse en tragedia.
*Olga Wornat es una periodista argentina