El veto que se ha apoderado del Senado hasta en tres ocasiones, urdido por el tándem PP-Ciudadanos, tiene fecha de caducidad. La reforma de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera de PSOE, Unidos Podemos, ERC y el Grupo Mixto (Compromís) no conseguía salir adelante por la pinza de los principales partidos de la derecha, que habían solicitado tres prórrogas valiéndose de su mayoría en la Mesa del Congreso.
Cabe recordar que el Ejecutivo dio el primer paso para presentar los Presupuestos, que no es otro que tener el objetivo de déficit en el Congreso. Tras salvar este escollo, el más difícil es el segundo: el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. Pedro Sánchez se marcó una senda de déficit del 1,8%, es decir, cinco décimas por encima de la fijada por la formación que ahora lidera Pablo Casado. Como era de esperar, la propuesta fue tumbada por PP y Cs, aunque ha sido el partido de Rivera el que ha dado la sorpresa al señalar que no necesitan más prórrogas.
¿A la cuarta va la vencida?
Pese a que los populares ya habían anunciado que pedirán un nuevo plazo de enmiendas, los naranjas se han descolgado de la pinza que había estado bloqueando los Presupuestos… hasta ahora, ya que las pretensiones del PP no pueden consumarse, puesto que necesitan el apoyo de otro partido, y en la Mesa del Congreso les acompañan únicamente PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos.
Rivera se “divorcia” de Casado con esta estrategia haciendo ver a los electores que no le tiembla el pulso a la hora de enfrentarse al Gobierno, pero tampoco busca la inestabilidad que causaría la prórroga de unos Presupuestos que no se pueden demorar más. Se aleja así del perfil que en los últimos meses ha compartido con su homólogo de derechas, con el que parecía haberse fusionado, compartiendo discursos y declaraciones en los que costaba diferenciar quién era cada uno.