El deber de todo gobierno es trabajar por un país mejor que el que encontró. En el caso del gobierno del presidente Pedro Sánchez, el país heredado tras los casi siete años del PP es un país sumido en las desigualdades sociales, extremadamente castigado por las políticas de austeridad, por los recortes del Estado del Bienestar y por los retrocesos en derechos civiles y libertades.
Pero, como no toda la sociedad ha recibido esos golpes por igual, sino que las más castigadas, por voluntad expresa de las derechas, han sido las clases medias y trabajadoras, la recuperación tampoco se está notando de manera homogénea.
Ante este panorama, no queda otra que redistribuir la riqueza y hacer que los que más tienen paguen más. No queda otra que devolver el esfuerzo que ha hecho una gran parte de la sociedad, la que se ha empobrecido durante los años de crisis. Ha llegado el momento de revertir el daño que la crisis pero sobre todo el Partido Popular ha hecho a la sociedad española durante los últimos años. Y eso únicamente será posible con unos presupuestos con marcada impronta socialdemócrata. El acuerdo presupuestario para 2019 persigue justamente eso. Un acuerdo cargado de propuestas para coser la brecha social y hacer frente al crecimiento de la desigualdad, de la pobreza y de la precariedad forjado a hierro y sangre por el anterior gobierno aprovechando la crisis para llevar a cabo sus políticas neoliberales. Sin perder de vista el objetivo de sanear las cuentas, reducir el déficit y bajar el nivel de deuda.
Contrariamente al mantra que en los últimos cuatro meses vienen repitiendo tanto el PP como su eco, Ciudadanos, Pedro Sánchez no presentó una moción de censura únicamente para echar a Rajoy y sentarse en la Moncloa, sino para poder gobernar, de una vez por todas, para la gente.
¿Y eso cómo se hace? Para empezar, escuchando y dialogando. Pactando y acordando. Dentro y fuera del hemiciclo. En la calle y también en los despachos. Con otros representantes políticos y con agentes sociales para elaborar un presupuesto que contemple mejoras para la ciudadanía. Los presupuestos incluyen la actualización de las pensiones según el IPC real y eso beneficiará a cerca de 9 millones de ciudadanos y ciudadanas, además de la subida del 3% de las pensiones mínimas y no contributivas que revertirá beneficiosamente en 2’3 millones de personas. Otros casi 7 millones se beneficiarán de la supresión del copago farmacéutico. A todo lo mencionado debemos añadir medidas como el incremento de las prestaciones por hijo o hija a cargo y la intención de aprobar un ingreso mínimo vital que beneficiaría a más de un millón de hogares, un incremento del 40% en el gasto en dependencia, 150 millones más para becas, un plan contra la pobreza energética y la recuperación del subsidio de desempleo para las personas mayores de 52 años. Y, por supuesto, la importantísima subida del salario mínimo, que en 2019 se situará en los 900 euros. Son maneras de atajar la pobreza en la que la derecha ha sumido a amplios sectores de la población.
El perfil feminista del gobierno Sánchez se refleja claramente en unos presupuestos que apuestan por recuperar la cotización de los familiares cuidadores - casi en su totalidad mujeres - por equiparar los permisos de paternidad y maternidad, por la implantación progresiva de la escolarización de cero a tres años y que aumentan la dotación del Pacto de Estado contra la violencia de género que el PP dejó inicialmente sin dotar en el actual presupuesto.
Además, el acuerdo de presupuestos propone soluciones urgentes a problemas que forman parte de la cotidianeidad de las familias españolas, como la subida del precio del alquiler o la factura de la luz. Asimismo, prevé un cambio en el modelo productivo, a partir de una clara apuesta por la ciencia y la I+D+I, que se incrementa en un 6’7%, así como por la transición energética.
El PP de Pablo Casado querrá impedir la aprobación de estos presupuestos sociales pensados para la gente porque la gente le importa muy poco, como ha demostrado en sus años al frente del gobierno. Si tampoco lo hace Ciudadanos sabremos que es por el mismo motivo y confirmaremos que es su comparsa. Los nacionalistas y los independentistas todavía no han dicho la última palabra, pero es obvio que objetivamente existen muchas razones para que los apoyen. Es el momento de visualizar que no nos conformamos con echar a Rajoy sino que lo hicimos con una finalidad muy clara: mejorar la vida de la gente, viva donde viva, vote a quien vote. Y, en eso, tenemos que ir todos a una, sin excusas.