Colombia está viviendo un repunte de la violencia que se acaba de cobrar esta misma semana una nueva vida. La de un dirigente cívico, Libardo Moreno. Con él son ya 190 los políticos asesinados en lo que va de año, lo cual hace pensar que se superará con creces la cifra de 2017.
En 2016 el gobierno colombiano firmó la paz con la guerrilla de las FARC y con ello declaró el fin de un conflicto armado que duró más de cinco décadas y que había dejado al menos 200.000 muertos desde 1975. Durante el pasado año, los asesinatos bajaron drásticamente pero últimamente la violencia vuelve a las calles y veredas de las ciudades y pueblos colombianos.
Moreno había sobrevivido,dicen sus conocidos, al machete, después ante un grupo de hombres armados rogó por su vida y salió indemne, pero este 12 de octubres, el dirigente comunitario, abrió la puerta de su casa y fue acribillado a balazos. “Me mataron, me mataron”, dice su mujer que exclamó mientras caía. Colombia vuelve a las andadas.
A pesar del pacto de paz firmado con las FARC hay un tipo de violencia que no termina de desaparecer, el de los asesinatos a los activistas, sindicalistas, concejales, líderes indígenas, ambientalistas, que siguen siendo atacados por todo el país. Se da la circunstancia de que la mayoría de estos casos quedan sin resolver y se suelen producir en los espacios que dejó la guerrilla cuando se desmovilizó y bajó del monte. Debido a que la guerrilla poseía el 60 por ciento del país y el Gobierno todavía no ha podido tomar posesión de muchos de estos territorios. “En esas regiones las Farc se fueron y el Estado nunca llegó”, dijo Carlos Guevara, director de Somos Defensores, grupo de investigación que monitorea los ataques contra activistas.
En esta misma semana asesinaron a la madre de Marta Milena Becerra y ella ha tenido que esconderse , a Holmes Niscue, un líder indígena, también lo mataron y desde entonces su familia está desaparecida. Y así prácticamente cada día, denuncian los medios colombianos. Esta violencia representa un gran desafío para el nuevo presidente, Iván Duque, que llegó al poder el 7 de agosto y a prometido hacer cambios al acuerdo de paz. Este mismo verano, la Fiscalía General del Estado dio a entender que se está reproduciendo la violencia anterior al Acuerdo de Paz y que en algunos casos los grupos criminales actual en complicidad con la policía y el Ejército para llevar a cabo estos asesinatos.