Cataluña de nuevo fue la protagonista de la recepción de los Reyes en el Día de la Hispanidad. En los corrillos, el presidente Sánchez destacó los grandes avances en las negociaciones con el independentismo.
Una vez más, en la recepción de los Reyes por el Día de la Hispanidad, al margen del tan traído y llevado error de protocolo del Presidente Pedro Sánchez y su esposa, achacable a un equívoco gesto del personal reconocido por la Casa Real, el tema central de conversación en los corrillos sigue siendo Cataluña. En este sentido, Sánchez puso al descubierto muchas claves. La primera y principal que las relaciones con Cataluña han avanzado mucho en los apenas cuatro meses de nuevo Gobierno.
Anteriormente, en el desfile militar, la lluvia y los abucheos a Pedro Sánchez, que se producen habitualmente siempre con un presidente de Gobierno socialista, les sucedió a González y Zapatero, la nota de distinción fue el color feminista del Gobierno. Coincidió este año que tanto la ministra de Defensa, Margarita Robles, como la de Justicia, Dolores Delgado y la propia Vicepresidenta, Carmen Calvo, son mujeres. Habida cuenta de que la heredera a la Corona, la princesa de Asturias, Leonor, también es fémina, algo se puede decir que está cambiando en el panorama político español y como dijo la ministra Robles, la incorporación de la mujer al Ejército es un hecho, ahora sólo nos falta tener alguna generala.
En vísperas de la presentación en Europa de los Presupuestos Generales del Estado para el 2019, refrendado unas horas antes con un pacto entre Sánchez, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que suma el apoyo de 156 diputados, mas el anunciado por Aitor Esteban, PNN, que también añade sus cinco diputados, ya solo falta por saber si el independentismo, tanto por parte de PdCat, o de ERC, va a sumarse a estos PGE, lo que determinaría la permanencia, con cierta tranquilidad, del gobierno de Sánchez hasta las elecciones de 2020 como siempre ha asegurado que es su intención. Ni por un momento dejó el presidente caer la posibilidad de un hipotético adelanto electoral. De las relaciones, bastante mejorables, que mantiene con los líderes de la derecha, Pablo Casado y Albert Ribera, Sánchez se quejó de que su manera de hacer oposición, es al Estado, y no al Gobierno. Lo que en su criterio está dando alas y crecimiento a una extrema derecha que en España nunca había aflorado.
Entre corrillo y corrillo, el presidente Sánchez explicó que su idea para Cataluña pasa por la normalización y distensión, en un primer plano, algo que se va consiguiendo a tenor de las declaraciones de Gabriel Rufián o Joan Tardá e incluso del propio Carles Puigdemont (ahora convertido en poli bueno de PdCat, desde su autoexilio en Bruselas). En segundo lugar, por la oferta de soluciones políticas, atenuando el protagonismo judicial, que nunca debió haber llegado tan lejos. Y finalmente, de alguna manera el independentismo “tendrá que votar”, si bien para Sánchez, este paso consistiría más en conseguir una métrica que sirviera como guía para evaluar los apoyos para una oferta de autogobierno que mejor se ajuste a las expectativas de los catalanes en su conjunto.
De las declaraciones informales pero intencionadas del presidente Sánchez, muchos periodistas entendieron que en sus anteriores encuentros con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, éste último se podría haber medio comprometido a que su gente, los “Comuns”, estarían haciendo un previo trabajo de acercamiento al independentismo a fin de tratar de sacar adelante este Gobierno y estos Presupuestos entre todas las fuerzas progresistas . Sánchez reconoció que desde que está en el gobierno se están produciendo múltiples reuniones para romper este descontento en Cataluña y acabar con la política de Bloques. Así lo dijo, sin hacer específica alusión al trabajo de acercamiento que está realizando Miquel Iceta, SG de los socialistas catalanes y el ministro de Exteriores, Josep Borrell, así como la ministra de Administración Territorial, Meritxell Batet.
Como no podía ser de otra manera, también al presidente Sánchez se le preguntó sobre el ultimátum del President de la Generalitat, Quim Torra, que ofrecía apoyo a los PGE a cambio de liberar a los “políticos presos catalanes”. Y también, como era de prever Sánchez contestó que “una cosa es el poder ejecutivo y otra el poder judicial”.