Era un secreto a voces que la presidenta de la Junta de Andalucía sopesaba desde hace meses el adelanto electoral de los comicios autonómicos que inicialmente estaban previstos para marzo de 2019. Hoy hará pública la decisión de convocar a todos los andaluces y todas las andaluzas a las urnas para el próximo 2 de diciembre.
Varios han sido los motivos de este adelanto. En primer lugar, el pasado mes de julio Ciudadanos, la formación con la que ha gobernado la socialista andaluza sin demasiados conflictos, anunciaba que rompía el acuerdo que firmaron ambos partidos en 2015 ya que denunciaban que la presidenta no estaba cumpliendo algunos de los acuerdos que firmaron como las medidas para eliminar el aforamiento de los diputados regionales. En segundo lugar, siempre se ha manifestado desde el Gobierno andaluz que no querían que las elecciones autonómicas coincidieran con cualquier otro proceso electoral y el próximo año se presenta lleno de fechas electorales: Las municipales y autonómicas serán en mayo; y las elecciones catalanas pueden ser en cualquier momento, al igual que ocurre con las elecciones generales ya que la situación política llena de inestabilidad el panorama político nacional. Y en tercer lugar, las encuestas vaticinan una nueva victoria electoral de los socialistas que llevan gobernando la Junta de Andalucía sin interrupción durante los últimos 37 años.
Estas elecciones, al igual que pasó en 2015, serán la prueba de fuego de la salud electoral de todos los partidos nacionales. El PSOE, con Pedro Sánchez en la Moncloa desde hace cuatro meses, tienen el viento de cola y las encuestas a su favor. En la última encuesta realizada por el Estudio General de Opinión Pública de Andalucía (Egopa) el pasado mes de febrero, el PSOE andaluz salía nuevamente como el partido con más respaldo ciudadano, con un 34% de apoyos, lejos de la formación de Albert Rivera que se situaría como segunda fuerza política en Andalucía. El partido naranja está deseando verse las caras con el Partido Popular en las urnas para ver realmente cual es su posición tras la dimisión de Mariano Rajoy y la llegada del nuevo presidente popular Pablo Casado. Por su parte, Podemos tiene en Andalucía a su cabeza de cartel, Teresa Rodríguez en un conflicto permanente con la dirección nacional de Pablo Iglesias. Está por ver si su confluencia con Izquierda Unida hará que puedan mejorar sus resultados.
Cabe recordar que el Parlamento Andaluz está dominado por el PSOE que obtuvo en las últimas elecciones autonómicas 47 diputados, ocho por debajo de la mayoría absoluta. Le siguieron el Partido Popular, con 33 escaños; Podemos, con 20 asientos; y Ciudadanos con 9.
Estas elecciones serán también una prueba de fuego para Susana Díaz que vuelve a pasar por las urnas tras su estrepitoso fracaso en la política nacional con la derrota frente a Pedro Sánchez por hacerse con la secretaría general del Partido Socialista. Se da la circunstancia que ahora, su mayor enemigo dentro del partido está al frente del Gobierno de España y se puede convertir en su mejor aliado para que la socialista andaluza siga al frente de la Junta de Andalucía.