Portugal ha visto cómo ha ido envejeciendo su población en los últimos años, hasta el punto de que sus habitantes no pueden hacer frente a las necesidades económicas del país.

Por ello, se ha flexibilizado la Ley de Extranjeros, que entra en vigor este 1 de octubre y que permitirá tramitar de forma más rápida las solicitudes de residencia o de visados de los extranjeros que se dediquen a actividades altamente cualificadas.

El Gobierno socialista portugués busca así atraer inmigrantes para poder afrontar su más que evidente problema demográfico: "Por más cuentas que se hagan, el aumento de la natalidad no basta para reponer nuestro saldo migratorio. Necesitamos inmigración y, por ello, tiene que ser dicho con claridad: necesitamos atraer talento para vivir en Portugal", requería el primer ministro luso, António Costa.

El Instituto Nacional de Estadística luso estima que Portugal seguirá perdiendo habitantes en las próximas décadas y pasará de los 10,3 millones de residentes actuales a apenas 7,7 millones en 2080. Y no solo eso, ya que además, su población estará más envejecida.

La nueva legislación busca "dar respuesta a las dificultades de las empresas" en ámbitos como la innovación y la tecnología, estrategia en la que también se incluye un visado especial dirigido a fundadores de compañías emergentes llamado "Startup visa". Conjuntamente, se va a facilitar la regularización de inmigrantes que llegaron sin visado de entrada, que podrán acogerse a la autorización de residencia por razones humanitarias si demuestran que trabajan desde hace un año en territorio luso.